No me acostumbro al silencio,
A esta paz de monumento,
Y fumo con avidez
En esta ventana blanca,
Allende, dos manchas blancas,
Nunca tan blancas, tan white,
Como la nieve que cubre,
La tierra lejana y lumbre
Que me acogió de repente.
No soy yo, soy, me soslayo,
Me miro tan fijamente,
Que me pierdo en los lugares
En que me encontraba siempre.
La identidad de mis ojos
Es como un miraje antiguo
Una foto en blanco y negro
Un salón de familiares,
Un bar lleno de amistades,
Croquetas, jamón, hartazgo,
Boquerón, queso, vacío.
Una taquicardia enorme,
Una lenta epifanía,
Que van las horas pasando
En un jetlag de agonía,
En un puente de fantasmas,
Un billete de aeroplano,
Cuatrocientos mil minutos,
Que no tienen conversión,
Que son minutos igual,
No son galones ni millas,
Ni libras ni farenheit,
Que son segundos y tiempo
Y el tiempo se mide igual,
Aunque pase diferente.
¡Oh, qué bueno, de verdad!
ResponderEliminarTe lo parece? no me convence mucho... de verdad.
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